La historia del boxeador salteño que cría solo a su hijo desde que tenía 8 meses
Nicolás Palavecino es de Salta y vive hace cuatro años a boxear a Mendoza lleno de sueños.
Muchas veces se ha escuchado decir a algún famoso la frase "dejé todo y me fui por mis sueños". Hay un ejemplo de vida y de paternidad que dejó patentizado un grandote joven salteño que fue a seguir sus sueños de boxeador a Mendoza y compartió su enternecedora historia de vida .
Él no dejó todo para seguir su destino. Tomó a su pequeño bebé en brazos y se lo llevó con él, para tenerlo cerquita y darle esa mejor vida por la que lucha a puño limpio, como un padre de ley.
Se llama Nicolás Palavecino y nació en Tartagal hace 23 años. Debutó en el boxeo profesional el pasado 20 de mayo, con un "mediático" triunfo en el estadio Vicente Polimeni de Las Heras.
En el ring side del estadio lasherino, y acompañados por su joven abuela Raquel, lo alentaron sus dos pequeños hijos, ya que a Ehitan (el salteñito que en julio cumplirá cuatro años), se le sumó el mendocino Tiano, de dos, quien tampoco se despega de su papá y todos forman un trío inseparable.
Nicolás representa una especie de contracultura a la de padres precoces y ausentes, que ante el fruto de sus romances no dudan en salir a escape y desentenderse de la nueva vida que viene. Este morocho espigado ha hecho lo contrario: contra viento -mucho- y marea, metió de lleno a sus hijos en su vida y su corazón. "Por ellos, todo vale la pena", justifica con su acento norteño.
La historia de este pugilista no comenzó fácil, y de entrada los pasionales amores juveniles comenzaron a marcar su vida. Su mamá, una adolescente apenas, quedó embarazada. Su padre dijo adiós y quedó al cuidado de sus abuelos. Su mamá salió a buscar el sustento, y la crianza quedó a manos de los mayores. Ahí tuvo presente un personaje que marcó su impronta.
De entre los sueños de campeón surgió el reto de ser papá
"Yo tenía 19 años cuando mi novia, que tenía 19 también, quedó embarazada. Ella no quiso saber nunca nada con tenerlo. No lo quiso. Para mi no fue fácil a esa edad aceptar ser papá. Pero cuando lo vi al bebé, no me quise separar más de él", contó Nico, a quien el gimnasio de Pablo Chacón, donde entrena, lo apodan El Tigre.
"Hablé con la mamá del nene y le dije que me aguantara unos meses, para que yo me viniera a Mendoza y me acomodara para venir a buscarlo. Allá entrenaba con Fidel Rivero, pero quería progresar en Mendoza", recordó Nicolás. "Ehitan nació en julio -va a cumplir cuatro años- y yo en diciembre, después de que empecé a boxear acá en el gimnasio Galíndez con (Marcelo) Camargo, me volví a Salta a buscarlo", agregó.
Palavecino estuvo acompañado por su madre, y además de reconocer al niño como propio, hizo todos los papeles para poder adquirir la tenencia legal.
Ya para marzo, con ocho meses, el hermoso bebé, destetado a la fuerza comenzó una aventura junto a su papá, que desde eso momento lo tuvo apretado junto a su corazón. "Al principio vivía en una villa, en el barrio Mathieu, y trabajaba en la construcción. Fueron tiempos muy difíciles. Ya cuando caminaba, nos levantábamos los dos a las seis de la mañana, para que él viera el tren que pasa por las vías que están cerquita. Mi negrito (así lo llama recurrentemente) ama los trenes, y después que pasaba, nos íbamos los dos a mi trabajo", relató el salteño.
Si alguien se pregunta cómo era llevarlo al trabajo, él lo explica rápidamente. "Yo trabajaba en la construcción y me llevaba al nene alzado. Trabajaba de 7 a 19 corrido para poder ir a entrenar boxeo, y Ehitan se quedaba jugando a un costado, con la arena o el ripio. A veces se dormía y lo acomodaba sobre alguna bolsa de portland", recuerda conmovido.
"Cuando vivía en el barrio Mathieu, a veces no tenía plata para el micro, así que ponía la mochila adelante y me iba caminando a entrenar con el nene en la espalda, en el porta bebé"
"Siempre he trabajado, así me educaron. Hago de todo, albañilería pintura, lo que sea. Todo sea por darle lo necesario a los chicos. Hasta alguna vez me metí en las peleas clandestinas para sumar unos pesos", confesó el joven papá, mientras le servía el desayuno a esos dos niños de hermosos ojazos negros y atendía la entrevista.
El sueño de hacerse profesional y otro bebé
Luego llegó un tiempo de cambio. Su técnico Marcelo Camargo se fue a España. Sin gimnasio y con poco tiempo para entrenar, Nico se acercó al gimnasio de Chacón y preguntó si se podía practicar ahí, pagando una cuota. Armando Andrada, ayudante de El Relámpago, y que conocía la calidad boxística de Nicolás lo recibió de brazos abiertos, y hasta le hicieron un lugar en el alojamiento que tiene el gimnasio, donde hoy vive.
Allí Nicolás estuvo en pareja con una boxeadora de ese gimnasio, y de ahí nació el otro hijo de Palavecino: Tiano. "El bebé vive con la madre, pero yo no puedo estar separado mucho de él, así que pasa mucho tiempo conmigo. Se quieren mucho con el hermano y los dos me dan fuerzas para esforzarme por ellos", destacó el salteño.
Cuando se le hizo la pregunta obligada a Nicolás, sobre de dónde nacía ese espíritu paternal, fiel a su estilo lacónico, dijo: "Me crió mi abuelo. Él se casó con mi abuela que tenía siete hijos, y los quiso a todos como si fueran de él, o mejor. Luego hizo conmigo lo mismo, me enseñó sin querer a ser papá".
Nicolás debutó en el profesionalismo con un triunfo frente al puntano Camilo Castagno, en una durísima lucha. Su pelea y la previa se hizo mediática ya que formó parte de un documental que realizó el periodista Daniel Malnatti, para Canal 13 y TN. Su carrera profesional se encamina, y de no haberse esguinzado un tobillo trabajando, este próximo fin de semana estaría haciendo se segunda pelea en Buenos Aires, para un festival televisado.
"Yo estaba trabajando en una empresa de seguridad, donde me quieren mucho. Pero cuando les pedí tiempo para poder entrenar como profesional, donde necesito más tiempo, me dijeron que no podían, y que iba a tener que elegir entre el boxeo y el trabajo. Así que ahora estoy haciendo solo algunas changas", expresó Nico.
Como hombre de código, supo cerrar la entrevista agradeciendo. "Quiero agradecer a Pablo (Chacón) y a Armando (Andrada), por abrirme las puertas del gimnasio, y a muchas personas que se han acercado a apoyarme, como el señor Alberto VIllegas, que tiene una verdulería y me provee de lo que necesito para mi y los chicos", concluyó el pibe, que ya se ganó el cinturón de campeón mundial de la vida y de los papás.
Fuente: DiarioUNO