¡El cielo está de fiesta!

Hoy cumpliría 57 años el padre Chifri, "El curita de los cerros"

El Padre Chifri, Sigfrido M. Moroder dejó una huella imborrable en los habitantes de la Quebrada del Toro.

El Padre Sigfrido Maximiliano Moroder, por todos conocidos como Chifri, nació en Buenos Aires el 28 de mayo de 1965. Pasó su infancia, primero en el barrio de Caballito y posteriormente en el de Belgrano.

Siempre fue un joven muy deportista, dedicándose particularmente al rugby en el Club Ciudad de Buenos Aires, deporte que le permitiría construir su disciplina de vida, sacrificada y trabajando en equipo.


Su vocación religiosa nació mientras cursaba el último año de la secundaria, en el Colegio Guadalupe de los Misioneros del Verbo Divino. Ingresa al seminario en el año 1984 y se ordena sacerdote en el año 1994.


Llega a Salta en el año 1999, haciéndose cargo de la Parroquia Santa Rita de la ciudad de Rosario de Lerma. En este lugar inicia su evangelización en los valles y quebradas, adentrándose por caminos escarpados para llegar a cada rincón y enseñar la palabra de Dios.


Para llegar a los lugares más difíciles y escondidos, usaba distintos medios como burro, caballo, bicicleta o simplemente caminando mientras rezaba el Santo Rosario. En su afán deportivo aprendió a volar en parapente, soñaba con alguna vez visitar algún paraje en este medio, lo que no pudo concretarse por que en el año 2004, sufre un terrible accidente que lo deja paralítico y pone en prueba su fe. Saca fuerzas de las fibras más íntimas y con la fe en la Virgen de Guadalupe y en Dios continúa con su obra evangelizadora en la Quebrada del Toro.

Organizó la Fundación Alfarcito para apoyar las 22 escuelas primarias e inauguró el Colegio Albergue de Montaña Número 8214 "El Alfarcito", para que los chicos pudieran estudiar sin necesidad de abandonar sus hogares.

A los 46 años de edad emprende su viaje final hacia la eternidad, el 23 de noviembre de 2011 nos deja, pero su ejemplo sigue firme, como también sus palabras y consejos en la memoria de quienes lo conocieron.


Tal vez Chifri sea una herida que nunca cicatrice. Nadie como él contagió solidaridad y cosechó voluntades para abrazar iniciativas misioneras, para llevar adelante un ilimitado plan de oportunidades destinado los olvidados de siempre: los silenciosos y solitarios habitantes de los cerros.


El Mollar, El Gólgota, Gobernador Solá, El Alfarcito, Santa Rosa, Las Cuevas, Pascha, Potrero de Uriburu, San Bernardo de las Zorras, El Rosal, Potrero de Chañi, Finca El Toro, Palomar, El Cruce, El Manzano, Cerro Negro del Tirao, Cerro Negro de Tejada y Las Mesadas, aún lloran al ángel que los rescató de la indiferencia.


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