Honraron al Santo que obró un milagro con un docente salteño
Este santo español tiene historias milagrosas con enfermos de cáncer. La devoción en la ciudad de General Guemes nació a consecuencia de un milagro que le concedió al docente Chichí Quinteros.
Un grupo de fieles devotos a San Ezequiel Moreno, patrono de los enfermos con cáncer, acompañó la imagen en procesión alrededor de la plaza central de Güemes, cumpliendo con la 12° fiesta patronal en honor a este santo, cuya historia es muy poco conocida.
La devoción al santo español dio inicio en la ciudad de General Güemes a consecuencia de un milagro que obró en favor de un docente, que fue diagnosticado con cáncer de colon, enfermedad que pudo superar por haber depositado toda su fe en las manos del Santo, que le fue presentado en el momento más difícil de su debilitada salud.
El drama de "Chichí" Quinteros
Oscar "Chichí" Quinteros se jubiló como docente a los 65 años; unos meses después de haber ingresado a la etapa pasiva de su vida laboral, fue diagnosticado con la enfermedad de cáncer de colon.
Quinteros cayó en un estado de depresión luego de la noticia, pero comenzó en forma inmediata con los tratamientos médicos para combatirla.
Fue operado, pero debido al avance del cáncer se le programaron una serie de aplicaciones de quimioterapia.
"Para mí todo comenzó hace 12 años, el día que asistía al consultorio de mi médico oncólogo para someterme a la primera sesión de quimio", explicó Chichí.
Mientras esperaba por ser atendido, se le acercó una mujer muy elegante, mayor de edad, que le presentó la imagen de San Ezequiel y le dijo que era muy milagroso.
"Me sorprendió cuando me dijo lo de San Ezequiel, un santo del cual nunca había escuchado hablar. Un minuto después volvió a acercarse, esta vez para darme las consignas que debía realizar, para poder alcanzar el milagro de la curación", relató.
Pero no sería la última vez que la mujer se iba a acercar hasta el paciente. Momentos antes que lo llamaran para ingresar al consultorio, volvió a acercarse. "Antes de ingresar me dijo que no me preocupara, que no me iban a hacer quimio y que estaría bien".
Cuando Chichí Quinteros ingresó al consultorio, el médico que lo estaba esperando le dijo que no iban a realizarle ese día la primera quimio, que prefería esperar un poco.
Para el paciente fue una señal de que algo estaba pasando, "salí del consultorio y la mujer no estaba, nunca más la volví a ver y eso que la busqué y la sigo buscando", manifestó.
Luego de ese extraño episodio Quinteros comenzó a cumplir con todo lo que le dijeron que debía hacer, orar por él, orar por los demás, realizar una misa los 19 de cada mes y hacer conocer a San Ezequiel entre la comunidad.
"El milagro se concretó, nunca me hice quimio y el cáncer retrocedió, ya son 12 años que cumplo con mi compromiso, no fue fácil porque de este santo no había nada, nadie lo conocía, yo tuve que mandar a hacer las estampitas, confeccionar los nevenarios y su imagen en yeso", dijo.
Tuvo que investigar mucho para encontrar algo sobre el santo de los enfermos de cáncer en internet.
Desde que comenzó con las misas mensuales y las procesiones cada 19 de agosto, se fueron sumando personas, algunas de las cuales tuvieron experiencias similares.
"Gente de Güemes, Campo Santo y El Bordo me acompañan porque ellos o algún familiar lograron vencer el cáncer luego de haber dejado todo en manos de San Ezequiel Moreno, eso es algo muy reconfortante, ahora me siento muy acompañado", dijo.
La historia de San Ezequiel Moreno
Ezequiel Moreno nació en Alfaro, un pueblo de La Rioja, España, el 9 de abril de 1848. Vistió los hábitos del Convento de los Agustinos Recoletos de Monteagudo en Navarra. En 1893 fue nombrado obispo de Pinara y vicario apostólico de Casanare, y en 1895 obispo de Pasto. En 1905 se vio afectado por un grave cáncer de nariz, se sometió a varias operaciones, soportando el inmenso dolor sin anestesia, la cual rechazó por considerar que debía padecer los mismos sufrimientos de Jesús en la Cruz.
Con una llaga sangrante en el paladar que no cerraba, las operaciones continuaron, pero todo fue inútil, el 29 de marzo de ese año luego de la última operación, toma la decisión de encerrarse en una celda austera con una pequeña ventana que le permite ver la imagen de una Virgen. Los dolores son atroces, sin embargo, los soporta con total estoicismo, sin perder su dulzura habitual. A las 8.30 del 19 de agosto, a los 58 años, se abraza a los brazos de Dios, para descansar en paz. Fue canonizado en 1992 por el papa Juan Pablo II en Santo Domingo, su cuerpo permanece incorrupto.