#MilagroParaElMundo

Día dos: Reza la Novena en Honor al Señor y a la Virgen del Milagro

El tiempo del Milagro llegó a Salta, junto al abrazo cálido del sol de septiembre.

Bajo el inspirador lema "Milagro, el sendero que renueva nuestra fe y nuestro bautismo", rezamos juntos el segundo día de la novena: 

Oración para todos los días

1. Acto de Contrición

Dulce Jesús mío y mi crucificado Señor, indigno de ponerme delante de tus ojos, me postro avergonzado a tus pies, confesando la multitud de mis culpas, con íntimo dolor de mi alma por haberte ofendido.

Herido vengo, médico divino, a buscar mi remedio en tu benigna misericordia, y te propongo con todo mi corazón la enmienda.

Dulce amor mío eres sobre todas las cosas, ten piedad de mí; acuérdate, Señor, que tu amor por mí, te puso en esa Cruz y no te acuerdes que yo, como ingrato y desconocido, me olvidé de tu paternal amor.

Si a Ti, que eres mi Padre, no vuelvo los ojos, ¿quién otro se compadecerá de mí? ¡Señor Jesús cómo te ofendí!

¡Quién de dolor muriera a tus pies, pues amándome tanto me atreví a ofender a un Dios tan bueno, tan santo y tan amable!

Pequé, Padre mío, contra el cielo y contra Ti, ten misericordia de mí.

AMÉN.

2. Oración preparatoria para todos los días

María Purísima del Milagro, con tierno amor te inclinaste a pedir a tu Soberano Hijo, cuando enojado por nuestras culpas, quiso destruir la ciudad de Salta con aquellos espantosos terremotos.

Tú, cual otra hermosa Ester, puesta delante del Supremo Rey de los Cielos, mudando de colores, pediste por la libertad de este pueblo. Concédeme, Madre mía del Milagro, que de tal suerte cambie mi vida, que si hasta aquí he caminado por los caminos de mi perdición olvidado de mi Dios y Señor, de hoy en adelante sólo reine en mi corazón tu maternal amor.

Y que corresponda yo, amante y agradecido, a las obligaciones de hijo de tal Madre. No permitas, Madre mía, que se vea malograda en mí tu poderosa intercesión que todo lo puede conseguir, si no apartas tus purísimos ojos de este miserable pecador.

Concédeme lo que te pido en esta novena, si es para mayor honra y gloria tuya, y bien de mi alma.

AMÉN.

(Se rezan tres Avemarías en honor a la Pura y Limpia Concepción del Milagro).

Día Segundo

(Se rezan tres Avemarías en honor a la Pura y Limpia Concepción del Milagro). Colosenses 3, 12-17 / Evangelio según san Lucas 15, 11-32

Novena - Día 2

ORACIÓN

¡Dios de mi alma! ¿Qué hubiera sido de mí en aquel momento, si no hubieses usado de tanta misericordia? Yo estaría en el infierno, donde gimen sin remedio los insensatos cuyas huellas seguí.

Te doy gracias, Señor, y te ruego que no me abandones en mi ceguera. Digno era de que me hubieras retirado tus luces; pero veo que tu gracia no me ha abandonado.

Oigo que me llamas con ternura, me invitas a conseguir el perdón y a esperarlo todo de Ti, a pesar de las grandes ofensas de que soy culpable. Sí, Salvador mío, espero que me recibas por hijo tuyo. No merezco llamarme con tan amoroso nombre, pues tantas veces te ofendí.

"Padre, pequé contra el cielo y contra Ti; no merezco ser llamado hijo tuyo" (Lucas 15, 21) Sé que buscas las ovejas descarriadas y que te consuelas abrazando a tus hijos que andan perdidos. ¡Padre mío, me arrepiento de haberte ofendido! Me arrojo a tus pies, abrazo tus rodillas y no me retiraré hasta que me hayas perdonado y bendecido. No te dejaré si no me bendices. Bendíceme y haz que tu bendición me lleve a un intenso dolor de mis pecados y a un ardiente amor para contigo. Te amo, Padre mío, te amo con todo mi corazón. No permitas que jamás me separe de Ti.

Prívame de todo, pero no me prives de tu amor.

María, si Dios es mi Padre, Tú eres mi Madre. Bendíceme Tú también. No merezco ser tu hijo, admíteme por tu esclavo. Haz que sea un siervo que te ame tiernamente y que confíe siempre en tu protección.

Dulcísimo Señor del Milagro, perdona mis pecados, y libra, por tu misericordia, a la ciudad de Salta y a tus devotos de todo castigo. Concédenos esta gracia, por intercesión de nuestra Protectora, tu dulcísima Madre, la Inmaculada Virgen del Milagro.

AMÉN.

ATRIBUTOS DE MARÍA

SOL


Purísima Virgen del Milagro, María, Madre admirable, milagro de la gracia, el segundo atributo que simboliza tu original pureza es el Sol.

Alcánzame, Soberana Reina, de tu Santísimo Hijo, Sol de justicia, que con los rayos de su divina piedad ilumine las tinieblas en que camina perdida mi alma, para que, conociendo la ceguera en que he vivido, sepa llorar mis culpas, y al calor de tus cariños, se deshagan en lágrimas mis ojos; pues siendo Tú mi Reina y protectora, me atreví a ofenderte y a despreciar tu gloria.

Que, purificada mi alma con la contrición de mis culpas, merezca ver en la gloria, el verdadero Sol de Justicia que nació de Ti, Jesucristo, Nuestro Señor.

AMÉN.

3. Oración a la Virgen del Milagro

Soberana Emperatriz de los cielos y la tierra, dulcísima Madre de pecadores, Madre del Milagro, en esta, tu elegida ciudad, en la cual muestras tu amor, mírame con semblante risueño. Aunque pecador y desagradecido, soy hijo tuyo, y te venero y amo como a Madre amorosa y admirable.

Creo que si en mí empleas tus purísimos ojos, no me ha de desamparar mi Señor Jesucristo; porque a los que Tú tienes bajo tu patrocinio, Él les muestra especial amparo.

Te imploro, Madre mía del Milagro, que no desprecies mis ruegos.

Si cuando no te busqué como pecador, Tú solicitabas mi amistad porque deseabas mi salvación, ¿cómo ahora, que con tanta ansia te busco, me has de negar tu amparo, tu patrocinio y favor?. Merezca yo tu poderoso brazo, ahora que arrodillado te pido me lleves de la mano a tu amado Hijo crucificado, para que, viendo mi dolor y arrepentimiento de mis culpas y pecados, que deseo sean mayores que los que han tenido los más penitentes Santos del mundo, me atraiga a Él y me dé a beber de aquella Sangre de su amoroso costado, que es todo el precio de nuestra redención, y viva sólo en Él, huyendo del mundo y de mi mismo.

AMÉN.

(Se reza un Credo a Cristo Crucificado).

4. Oración al Señor del Milagro

Amantísimo Jesús mío, hermosura eterna de la gloria, Tú eres mi Dios crucificado y todo mi bien. Justo Juez y piadoso Padre, no contento tu amor con haber bajado del cielo a la tierra a buscar al pecador; haber derramado tu sangre en el altar de la Cruz y haber instituido el Sacramento Eucarístico de tu Cuerpo y Sangre en la Santa Misa, quisiste venir en tu milagrosa imagen a esta ciudad de Salta, a buscar como Pastor Divino a la oveja perdida.

Cuando más olvidada andaba de tu singular amor, hiciste estremecer la tierra con espantosos terremotos, y revelaste a tu siervo que no cesarían hasta que te sacasen por las calles.

Te suplico, mi Dios crucificado, por tu mansedumbre sosiegues la inquietud de mi espíritu, para que pueda corresponder agradecido, buscándote sólo a Ti, descanso de mi alma y mi único bien.

Si por haberte ofendido temblase mi alma de llegarse a Ti, dale voces desde esa Cruz, diciéndole: "Mira, hijo mío, cuánto sufro por tu amor, y tú, ¿qué es lo que haces por Mí, sino solo ofenderme?

Ven a mis brazos, que Yo clamaré a mi Eterno Padre diciendo: "Padre, perdona a este hijo ingrato, que no ha sabido lo que ha hecho al haber despreciado a su Dios y Redentor" Si todavía tu amor retira de mí los ojos de su piedad por mi ignorancia e ingratitud, mira a tu Madre, María Santísima del Milagro, mi Protectora, por cuyos méritos y piadosa intercesión, espero se calmarán tus enojos, y me darás la gracia para que pueda servirte en esta vida y alabarte en la eterna.

AMÉN.

5. Doce Estrellas del Cielo de María

I. Dios te salve, Madre Reina de los Cielos, esperanza nuestra, refugio y consuelo.

II. Virgen del Milagro, gloria de este pueblo, en quien siempre halla todo su remedio.

III. Si son nuestras culpas muchas en extremo tus misericordias son más con exceso.

IV. Ya el castigo estaba sobre nuestros yerros, más lo detuvieron tus piadosos ruegos.

V. Al pie del sagrario allí intercediendo, al perdón pediste de nuestros excesos.

VI. Mudando colores tu semblante bello a entender nos dio tu pena y consuelo.

VII. Empeñabas estabas y echaste Tú el resto, para que el castigo no tuviese efecto.

VIII. "Perdona -decías mi Dios a este pueblo, si no la corona de Reina aquí dejo.

IX. "Yo por fiadora salgo es este empeño, y a mi cuenta corre no más ofenderlo"

X. Confundirte quiso el dragón soberbio, pero con tu planta le quebraste el cuello.

XI. Haz, Madre y Señora, que todos logremos el fruto, después de este destierro.

XII. En esta novena que humilde hacemos, nuestra petición por tu amor logremos.

Más de Salta