De no creer

Una lechuza malhumorada quiso llevarse a una perrita en el Parque Bicentenario

El insólito hecho ocurrió en el sector norte del Parque Bicentenario.

El sábado bien temprano por la mañana, Delia y Pedro decidieron a salir a caminar por los senderos del Parque Bicentenario. Ingresaron por el acceso norte donde, según contaron, el predio les ofrece la posibilidad de disfrutar con la naturaleza.

Salieron con su perrita Zaira, de unos 6 años de edad. Se trata de un ejemplar pequeño, patas cortas y cuerpo alargado, una suerte de Scottish terrier no muy definido.

Durante el paseo, la mascota retozaba en los pastizales mientras la parejita correteaba y se escondía entre los árboles. Sin embargo, faltó un simple descuido para que esta maravillosa postal bucólica estallara en mil pedazos cuando Luchy, una lechuza adulta que suele merodear en la zona, se lanzó rápida y ferozmente contra Zaira intentando remontarla por los aires, cual presa silvestre. 

"Fue un momento terrible. La lechuza quiso atrapar a Zaira y levantarla del lomo. ¿Quién sabe a dónde quería llevarla y qué planeaba hacerle a mi chiquita", relató Delia.  "Que me lleve a mí, pero no a Zaira"

La mujer dijo, además, que mientras ellos corrieron para protegerla, Luchy lanzó un segundo ataque, que milagrosamente no dio en el blanco. "Hasta que logramos rescatar a Zaira pasaron unos segundos eternos. La lechuza estaba obsesionada, quería llevarse a mi perra. La pobre temblaba del miedo, creo que es una experiencia que nunca olvidará".


"Fue un momento traumático para todos. Creo que esa noche no pegamos un ojo. Persistía en nosotros un gran temor, un profundo estupor, todas esas cosas. Al día siguiente tampoco pudimos dormir bien, pero por el tema de las elecciones. Le di unos ansiolíticos a Zaira y por el momento no puedo ni hablar con ella del Parque del Bicentenario", detalló Delia, quien es una reconocida e histórica locutora salteña.


Vale la pena poner de relieve que las lechuzas, especialmente los machos, son muy territoriales. Al igual que los teros, suelen tornarse agresivos cuando su zona está en peligro o a la hora de defender a sus polluelos. Hasta son capaces de atacar o intentar persuadir a mascotas y personas a no sobrepasar los límites de seguridad. Vuelan a gran velocidad y pueden acercarse a sus presas, incluso más grandes que ellas.

"Cuando uno ve a un ave incómoda porque estamos invadiendo su territorio, sobre todo en el caso de lechuzas y teros, es mejor dejarlos tranquilos y no molestarlos. Hay que respetar la naturaleza", explicó Javier, un experto en birdwatching (avistaje de aves).

   Garras afiladas

 Un detalle no menor: las garras de las lechuzas son muy afiladas y tienen una diferencia significativa de otras especies, ya que son dentadas. Esto les brinda una ventaja adicional en caso de necesitar defenderse de los depredadores. Se alimentan fundamentalmente de roedores.

Seguramente Luchy solo quiso propinarle una advertencia a la pequeña Zaira, y de hecho lo hizo. Pero la lección no solo la aprendió la mascota, sino también Delia y Pedro. /TribunoSalta

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