Fallecío el "Porfi" Auchachi, dueño del historico café "La Tacita"
El dueño del mítico café La Tacita falleció ayer a los 66 años. Fue reconocido a nivel mundial por su empanadas y a nivel local por su amistad con los personajes de Salta.
La ciudad de Salta pierde a un valor importante para la cultura loca. Porfidio Aucachi, más conocido como el "Porfi" falleció anoche a los 66 años, por problemas que tenía en su corazón.
Lo están velando desde esta mañana en el local de Pieve, de calla San Luis, y esta tarde quedará para siempre en el cementerio Santa Teresita. La triste noticia fue confirmada por la familia.
El "Porfi" venía desde hace unos días sufriendo problemas de alta presión y los médicos lo había medicado para regular el funcionamiento de su corazón. Anoche, durante una misa, sufrió un ataque que no pudo resistir.
Las mesas de La Tacita quedarán por ahora vacías, los amigos de la bohemia salteña estarán huérfanos y la cultura de esta ciudad comenzará a eternizar a un personaje único por su sencillez, amabilidad y paciencia. El "Porfí" sin dudas que marcó una huella profunda en la vida urbana del centro de la ciudad.
"La Tacita está de duelo y nosotros llorando la muerte de este amigo que los años no entregó. Que en paz descanse", dijo el eterno Isidoro Zang.
Aucachi vino de Bolivia hacia la Argentina en el año 1973. Pasó a un pueblo de Mendoza a trabajar en el campo. Para el 1976 recién llegó a Salta a trabajar en una mosaiquería de un tío. Ya recuperada la democracia, en 1983, pasó a una heladería en donde trabajó hasta 1992. Ya venía pensando en la idea de ser dueño de su destino con un comercio propio.
A fines de noviembre de ese mismo año consiguió un local y la habilitación municipal en el actual lugar, al frente de la iglesia San Francisco, sobre calle Caseros. En diciembre de 1992 comenzaba la aventura del negocio que se ganaría el cariño de los salteños.
Comenzó sirviendo café, sándwiches de miga y hamburguesas. Luego una amiga llamada Guadalupe quedó sin trabajo y la llamaron porque hacía unas empanadas riquísimas. Ella fue la que enseñó a preparar su esposa Basilia. Con los años ella se fue, pero ellos mantuvieron la receta.
El café, las empanadas, los tamales y las humitas fueron el llamador de poetas, cantores, titiriteros, periodistas, locutores, artistas plásticos, fotógrafos. La calidez de Porfidio hizo el resto.
En noviembre del año pasado, La Tacita cumplió 30 años de vida y su camino estuvo marcado de reconocimientos, notas periodísticas en todos los medios nacionales y en las publicaciones destacadas de turistas del mundo que pasaron por ahí. / El tribuno