¡Salta la linda! / San Andrés, un paraíso en el norte provincial que sorprende a todos

Un paraje oranense con un gran potencial turístico.

Un paraje oranense con un gran potencial turístico.


San Andrés es un paraje que se encuentra a 70 kilómetros de la ciudad de Orán, se tarda aproximadamente 2 horas y medias en llegar. Dueño de un paisaje singular y cambiante, en invierno la nieve se convierte en el mayor atractivo para los turistas que residen en pleno trópico de Capricornio.


Sus casitas y sus pircas típica, sus rebaños de ovejas y la impactante cordillera salto jujeña hacen de San Andrés uno de los lugares con más pintorescos de nuestra provincia.
 

Los agentes turísticos de Orán pretenden inscribir el circuito de San Andrés en una agenda de excursiones que brinde apertura y posicione a los emprendimientos asociados a la actividad.

“Es mucho lo que se puede aprender de un pueblo con costumbres ancestrales y con un devenir autóctono que caracteriza a una cultura indígena que aún está viva en sus tradiciones, es como regresar cientos de años en el tiempo”, explica José Basualdo, guía turístico de la zona.


No hay un transporte definido y programado, la gente se mueve en moto o camioneta, los turistas contratan un servicio de guía turístico que se encarga de los pormenores del viaje y de la reserva en el único hospedaje familiar de tipo campestre que “tiene un paisaje increíble junto al río San Andrés”, describe Basualdo.

Los emprendedores turísticos ven con optimismo el potencial que ofrece San Andrés a la actividad y quieren vender, asesorar y gestionar la logística en esta olvidada región del norte provincial.



El misterioso y mágico Camino del Inca
El Camino del Inca de San Andrés, de aproximadamente 500 a 550 años de antigüedad, se halla enmarcado en la transición entre el ambiente selvático y los pastizales de altura. Su estado de conservación es muy bueno y está asociado a un sitio arqueológico donde se encontraron en superficie fragmentos cerámicos pertenecientes a los Incas.
Posee características constructivas y arquitectónicas típicas de los caminos cuzqueños, de sólida factura y fina terminación. Actualmente tiene un ancho de 1,5 metros, estimándose en dos metros su ancho original.

El camino trepa en zigzag por una abrupta ladera de una terraza aluvial tributaria del río San Andrés. Las rocas de los muros están canteadas como en los caminos imperiales del Tahuantinsuyu.

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