Mujeres montaron talleres en sus casas para hacer barbijos

Por día, confeccionan 500 unidades. Foto: J.Corbalán

Por día, confeccionan 500 unidades. Foto: J.Corbalán


Cocinas, comedores y otros ambientes se convirtieron en pequeños talleres para dar una mano en un tiempo difícil. Unas 30 mujeres, muchas de ellas adultas mayores, cumplen el aislamiento pero pudieron unirse a la distancia para armar una red de confección de barbijos.


“No importa la edad que tengo, voy a colaborar”. La voz de Rosario Duarte cobra firmeza al expresarlo. Ella, con 92 años, es una de las mujeres que forma parte de esta iniciativa. Su esfuerzo y el de otras salteñas genera una producción de unos 500 barbijos por día. Estos productos son retirados por la Municipalidad y luego son distribuidos entre distintos grupos de la sociedad como recolectores de residuos, policías, médicos y enfermeros.


“Estoy rezando para que pueblo de Salta salga de esto. Ya hice un montón de barbijos”, dice Rosario, con una mezcla de preocupación y esperanza. A ella la ayuda su cuidadora, Nora Gaspar, de 55 años. La mujer decidió instalarse en esa casa ubicada cerca del parque San Martín hasta que pase el aislamiento.


La Municipalidad les acerca telas a todas estas mujeres para que puedan coser, detalla Gabriel Miremont, secretario de Cultura. Destacó que se hace bajo la premisa “quedate en casa”, en medio de la pandemia del coronavirus.


En Villa Floresta también otras mujeres, desde sus viviendas, se sumaron a la iniciativa. Ellas formaban parte de un clausurado merendero que hasta hace tres años se llamó Pequitas. Era un lugar destinado a niños, jóvenes y también para ancianos.


Sin ayuda oficial, el merendero dejó de funcionar, pero lo mismo las mujeres siguieron asistiendo a casi 60 abuelos con bolsones de alimentos, pañales, ropa y con todo lo que se tuviera. Muchos de esos adultos mayores provienen de hogares extremadamente pobres.


Algunas no podrían ni calificar como viviendas, pues son construcciones de cartones, palos y chapas de hasta cuarta mano que se montan sobre las laderas de los cerros en el ingreso a la ciudad.


Siguen ayudando


“Conformamos un grupo de mujeres que ya veníamos trabajando desde hace años con el merendero. Luego lo cerraron y hacíamos lo que podíamos con los abuelos que acá están en muy malas condiciones. Entonces, gestionamos bolsones, pedimos ropa, buscamos lo que sea porque necesitan de todo. En un momento ya no sabíamos qué hacer. Hoy hacemos muchos barbijos por día”, contó Fernanda Guaymás.


Ella trabaja con María Arg ello, Noemí Luna y la estrella del grupo se llama Magdalena Lousteau, quien con sus 93 años sigue a la par de las más jóvenes. Cada una, desde su casa, se pone firme en la tarea de coser.


Ellas viven en una barriada con muchas necesidades. Por eso piden ayuda para otros adultos mayores. Todo viene bien… y cuando dicen “todo” es en el sentido más abarcativo de la palabra.


“Son abuelos que no tienen nada. Necesitamos de todo, más en estos tiempos cuando todo aumenta. Pañales, ropa de cama, ropa de vestir, calzado, mercaderías, frutas, verduras, colchones, lo que sea”, dijo Fernanda, y dejó abierto el desafío: “Si nos traen telas e hilos, nosotros vamos a seguir confeccionando los barbijos para aquellos que siguen combatiendo al coronavirus”.


Contacto


Para comunicarse y para mayor información sobre cómo colaborar, los interesados pueden llamar a Fernanda Guaymás, al número 0387 155797140.


FUENTE: EL TRIBUNO SALTA


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