Habas, papas, choclos y más se venden por WhatsApp
Productores de la Quebraba del Toro se adaptan a las dificultades por la pandemia.
Productores de la Quebraba del Toro se adaptan a las dificultades por la pandemia.
Papa andina, haba, choclo de capia, arvejas, peras, manzanas son parte de una venta especial y personalizada que se está realizando en dos puntos de distribución en Campo Quijano para los interesados en adquirir estos productos tan buscados de la zona de la Quebrada del Toro. Sin dejar de lado las normativas preventivas por el coronavirus, las ventas sólo se realizan vía WhatsApp, luego en un horario fijado se espera el cliente y se le entrega la mercadería. En estos tiempos de pandemia, y economías vapuleadas, hay que ingeniárselas de algún modo.
Todos están colaborando en esta iniciativa, que pretende llevar recursos a comunidades alejadas, cuyo sustento es este tipo de producción de altura. Los factores climáticos y la cuarentena por la pandemia pusieron en aprietos a numerosas familias de la zona precordillerana.
“Las lluvias dejaron los caminos estropeados para sacar nuestros productos a la venta en Quijano y Salta. Cuando hicimos el esfuerzo de bajar con parte de esta producción no se podía llegar al centro de distribución porque no se permitía aglomeración de gente. Ahora conseguimos permisos, y entonces se ideo una manera de poder vender sólo en Quijano”, contó Orlando Soriano, perteneciente al Programa de Turismo Sustentable NOA.
El primer día de trabajo consistió en bajar papas y arvejas desde Alfarcito, fue el miércoles, el padre Walter las transportó en la camioneta del Colegio Secundario de Alfarcito. No había más vehículos de transporte. “Con esfuerzo se hizo el primer embarque y se pudo vender todo lo que se bajó el primer día. La iniciativa comenzó por la necesidad de la gente. Sus mercados habituales para comercializar comenzaron a cerrarse por efecto de la naturaleza. Primero fueron las intensas lluvias y luego la cuarentena. A todos esto, se sumó que la gente no tiene ingresos monetarios, puesto que aquellos que cobran sus pensiones y jubilaciones deben llegar hasta Quijano al correo, y no se podía viajar porque estaba prohibido la circulación del transporte de pasajeros”, describe la situación Walter Medina.
El sacerdote llegó con el embarque de unos 200 kilos de productos de los cerros a Quijano, ahí en dos casas, autorizadas por la comuna, y bajo estrictas medidas preventivas de salud, se entrega a los interesados los productos requeridos con anticipación vía WhatsApp. “Todos pusieron de los suyo. Como la cosecha estaba ahí sin ser movida, los lugareños idearon este tipo de comercialización. Obtuvimos los permisos de Gendarmería, la comuna autorizó los transportes, y las diferentes comunidades aportaros las tareas que faltaban”, describió el trabajo en comunidad el cura de Alfarcito.
Los productos codiciados tendrán por lo pronto dos lugares en Quijano y otro a ser puesto en Rosario de Lerma. No es venta al público. Tan solo a estos teléfonos por mensajes al WhtasApp: 387-5451416 y 387-4075727.
Luego de pautar la compra se paga y se retira los productos en los domicilios indicados. Los requeridos productos están siendo bajados por los lugareños, que se ayudan entre ellos, luego otro grupo de encarga de comercializar. Pensaban que todo estaba perdido. Sus cosechas tiradas y ellos sin el sustento que necesitan para sus familias. Con creatividad y siendo responsables abrieron una puerta impensada en otro momento de angustia.
“El mensaje más importante es que ya es hora de que la gente se de cuenta que pueden hacer esto sin nosotros, sea la institución que fuere. A ellos les sobra capacidad e inteligencia. Pero a veces pensamos que no podemos. Si el padre Chifri hubiera pensado que no se podía, nunca hubiera caminado ni hecho el colegio” describe el esfuerzo de todos el padre Medina. Se agradece a la Asociación de Turismo Comunitario Turuyaco, Cooperativa Teki Masi, Colegio Alfarcito, Arzobispado de Salta, Fundación Pueblos Nativos, Municipalidad De Campo Quijano, y Turismo Sustentable NOA.
FUENTE: EL TRIBUNO SALTA