Eulogia Tapia en La Poma: la pastora que se hizo zamba y aún camina por los valles calchaquíes

Muchos la creen un mito, una historia inventada, un personaje creado por Manuel Castilla y Gustavo ?Cuchi? Leguizamón.

Muchos la creen un mito, una historia inventada, un personaje creado por Manuel Castilla y Gustavo ?Cuchi? Leguizamón.


?La Pomeña? es una creación que reluce entre las más de ochocientas obras que nacieron de la inspiración de Gustavo ?Cuchi? Leguizamón. En este caso, él aportó la melodía a un poema aportado por el también genial artista Manuel J. Castilla. Aunque las versiones más celebradas fueron las del Dúo Salteño y la de Mercedes Sosa, respectivamente, fueron innumerables los cantores que la sumaron a su repertorio.


La zamba cuenta la historia de una pastora adolescente, Eulogia Tapia, en tiempos del carnaval en la provincia de Salta, exactamente en la localidad de La Poma, a más de 1600 kilómetros de las luces de Buenos Aires. Lo que pocos saben es que esta mujer sigue con su vida tranquila como pastora de cabras, cantando coplas, lejos de la fama universal que le dieron los versos.


La historia de cómo se generó esta zamba es extraordinaria. Eran los años ´60 cuando llegó a ese rincón del mundo el poeta Manuel Castilla para celebrar el carnaval y beber unos vinos en el almacén del lugar, ?La Flor del Pago?, que aún existe. En aquel momento entró una adolescente de 18 años, cubierta su cara de harina por los festejos del carnaval. Tenía una caja coplera entre las manos para comprar algo para su casa. Con timidez, Eulogia aceptó el desafío de Castilla de cantar en contrapunto (lo cual implica un ir y venir de coplas que se improvisan, hasta que uno no puede responder más y entonces, pierde). Eulogia ganó en la improvisación, y sin decir más, salió a buscar su caballo blanco que había quedado en el frente del almacén.


La historia dice que Manuel Castilla no resistió que una adolescente le ganara en versos. Por eso, al otro día fue hasta la casa de Eulogia para volver a cantar en contrapunto. Con el permiso del padre de la adolescente el duelo se hizo. Y otra vez el poeta perdió. Esa fue la última vez que se vieron. Antes de irse, Castilla le prometió delante de todos que el premio sería una zamba que él le escribiría sobre sus ojos negros, el paisaje de cerros, y los sembradíos de alfalfa y trigo de los campesinos como sus padres. A la mañana, el gran vate partió hacia la capital provincial, donde puso manos a la obra a versos que siguen siendo cantados por miles de artistas y simples amantes del folclore.


?La Pomeña? es una zamba donde se multiplican las imágenes de lo que eran las celebraciones del carnaval en los pueblos más antiguos, entre montañas. Según contó la propia Eulogia en uno de los tantos reportajes que aceptó dar, hay un fragmento donde el poeta menciona que el sauce llora porque la roban está dedicado a que en esos tiempos de carnaval, varias cabras de la familia habían sido robadas. Pero hay otra versión de los mismos versos. En este caso se recuerda una costumbre que existía en otros tiempos para la fecha del Carnaval. Esos días era el momento en que los enamorados podían encontrarse sin pedir permiso a los padres. A eso se le llama ?robar para el Carnaval?. Según esta historia, Eulogia en ese tiempo fue ?robada? por quien después sería su marido de toda la vida, Avilio, con quien tuvo dos hijas.


En estos tiempos de pandemia, Eulogia Tapia, a sus 76 años, sigue guiando sus cabras en la inmensidad de los valles salteños.



 


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