Enharinados y pintados, ya se vive a pleno el carnaval en Salta

En distintos puntos de la provincia se realizó el tradicional desentierro y el diablo ya hace de las suyas.

En distintos puntos de la provincia se realizó el tradicional desentierro y el diablo ya hace de las suyas.


Los carnavales salteños se caracterizan por los festejos con fuertes reminiscencias ancestrales. El relieve escalonado y las distintas tradiciones culturales ofrecen un sinfín de estilos y matices, aunque todos comparten los símbolos que identifican y destacan los festejos de esta provincia: las carpas, los corsos de disfraces y los topamientos de comadres y compadres. Cantos, bailes populares, juegos de pechadas, encuentros de cajero y el desentierro y entierro del diablo Pujllay complementan el marco de estas celebraciones populares, con antecedentes que se remontan a fines del siglo XIX.


Los participantes -o carperos- forman parte de los festejos con sus caras enharinadas. Sobre las mesas se dispone albahaca, que representa la fugacidad de la fiesta: cuando marchite, habrá terminado el Carnaval.


Se destacan los Corsos de Flores de Cerrillos y los Corsos Color de Orán y Tartagal. En la Puna, en el Encuentro de Integración Cultural y Provincial del Carnaval Andino, las protagonistas son las comunidades con los topamientos de comadres y compadres alrededor del mojo, el lugar sagrado donde desentierran al diablo para comenzar el Carnaval y homenajear a la Pachamama.


Comparsas, copleros y bagualeros cantan en contrapuntos con una escenografía perfecta llena de color, talco, harina, papel picado y serpentina. El Carnaval al Pie del Viaducto La Polvorilla, a 3.000 msnm, es uno de los festejos más recientes, que promete ser una gran fiesta este año.


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