Chaqueño Palavecino: “Tengo que cantar y cerrar la boca”
Habló de un verano lleno de actividades y de la polémica por sus dichos en la Fiesta del Chamamé.
Habló de un verano lleno de actividades y de la polémica por sus dichos en la Fiesta del Chamamé.
Sombrero de ala ancha. Bombacha de gaucho. Y el tradicional poncho salteño, negro y rojo. Ésa es la indumentaria inconfundible del “Chaqueño Palavecino. En algún momento, arriba del escenario, él mismo hará una broma sobre su atuendo. “Está fresco para poncho , dijo el hombre nacido en el chaco salteño.
Al igual que el año pasado, el folclorista fue el encargado de cerrar la temporada del Espacio Clarín. Lo hizo con un show de más de 20 canciones. Fue de la zamba a la chacarera, pasando por el chamamé y algunas polcas.
Oscar Esperanza Palavecino -ése es su nombre verdadero- viene de un verano movido, con muchos shows en festivales de todo el país y una polémica en la Fiesta Nacional del Chamamé. Allí dijo algunas frases desafortunadas sobre los homosexuales y el VIH, que despertaron gran polémica.
-Se vio bastante folclore en la televisión durante este verano. ¿Es importante para el género tener esa visibilidad?
Gracias a Dios yo tengo trabajo durante todo el año, pero es cierto que este verano fue muy fuerte lo que sucedió en la Televisión Pública. Ese y otros canales informaron sobre lo que estaba pasando en las ciudades con los festivales. Para los nuevos cantores es importantísimo aparecer en los medios. Es una gran oportunidad de ser conocido y escuchado.
-En tu último disco, aclarás que hacés “mi versión de Yupanqui. ¿Por qué te pareció importante decirlo?
Porque hice mi versión y mi forma de interpretar lo que él hizo en melodías. Atahualpa Yupanqui marcó un antes y un después en el folclore. Fue el hombre de la pluma, el del saber criollo y gauchesco, pero también el que llevó todo eso a una mirada intelectual. Por esa mirada académica su música llegó tan alto.
-A vos te siguen pibes, que quizá no conocen su obra. ¿El disco es también una forma de acercarlos a don Ata?
Por supuesto. Es alguien que, en los valles de Tucumán o en Córdoba, siempre aprendió de sus mayores; en muchos casos era gente que no sabía leer ni escribir. Su obra tiene una aparente simpleza, pero esconde una gran profundidad. Es mi forma de homenajearlo, como hice en su momento con el Yuyo Montes o con Guarany.
-Vos fuiste amigo de Horacio Guarany. ¿Cómo viviste su muerte y cuál es el legado que dejó?
Lo vivo como cualquier muerte de un grande de la música, que llegó profundamente al corazón de la gente. Él alegró al pueblo y le dio su vida a través de una música maravillosa; de esa forma nos dejó una enseñanza a todos. No hay que olvidarse de valorar a Horacio Guarany, a Mercedes Sosa y al Yuyo Montes, por decir sólo a algunos. Es gente que se fue y que tuvo mucha sabiduría sobre todo lo nuestro.
-Hablás como si fuese algo que hay que recuperar…
Hay que reafirmar la música nacional. Nosotros presumimos cuando suena un tango en el exterior, cuando Lionel Messi hace un gol o lo hacíamos en su momento con Diego Maradona. Pero a veces no le damos ese mismo valor -ni tenemos el mismo orgullo- con nuestra música folclórica. Muchas veces los extranjeros valoran más lo que tenemos que nosotros mismos. Duele, pero es así.
-El año pasado, cuando viniste al cierre del Espacio Clarín, dijiste que querías intentar más con la escritura de canciones. ¿Cómo van esas pruebas?
De a poco, me voy animando con las letras, aunque soy un poco vago. Tengo más facilidad con las melodías. Me das una poesía y al poco tiempo le pongo música con la guitarra. ¿Sabés lo que pasa? Yo hice cosas con el Yuyo Montes y fui amigo de Horacio Guarany. Es como jugar con Messi y animarte a entrar a la cancha a darle un chutazo a la pelota. Son esritores y grandísimos poetas.
-¿Te arrepentiste de lo que dijiste en la Fiesta Nacional del Chamamé?
Para nosotros es algo común hablar del talle de una mujer. Lo demás de la peste rosa no lo sabía. Ya pedí disculpas y tampoco creo necesario hacer de esto un gran tema. Me ofrecieron ir a los programas de televisión para hablar de lo que pasó, pero preferí no alimentar la polémica. Nunca quise ofender a la mujer. En otro lado, dije que me gustaban las gorditas y también cayó mal. En la Fiesta del Chamamé en Corrientes dije algo que no tenía que decir. Cuando yo canto, va todo para adelante.
-¿Por qué lo decís?
Porque el folclore es así. Nos cargamos entre nosotros y no es solamente cantar. Pero, a partir de ahora, habrá que cambiar de actitud. Tengo que cantar y cerrar la boca. Ahora no podemos ni contar cuentos arriba del escenario.
Fuente: Clarín