"La Pomeña" cumplió 56 años: la leyenda de Eulogia Tapia sigue viva entre las montañas de Salta
A 56 años del nacimiento de una de las zambas más queridas del folclore argentino, "La Pomeña", recordamos la historia real que inspiró sus versos. Eulogia Tapia, la joven coplera de La Poma que venció al poeta Manuel Castilla en un contrapunto de carnaval, sigue siendo leyenda viva en los cerros salteños.
El pasado 16 de abril se cumplieron 56 años desde que fue registrada oficialmente La Pomeña, una de las zambas más emblemáticas del folclore argentino. Con letra del poeta salteño Manuel J. Castilla y música del incomparable Gustavo "Cuchi" Leguizamón, esta obra inmortalizó no solo un paisaje, sino a una mujer: Eulogia Tapia, la coplera de La Poma que, sin proponérselo, se convirtió en leyenda.
Era el año 1969 cuando Castilla decidió transformar en versos las imágenes que le quedaron grabadas de un carnaval inolvidable. Aquel día, Eulogia, entonces una joven de 18 o 19 años, entró al boliche La Flor del Pago con la caja bajo el brazo y la cara llena de harina, lista para el contrapunto. Allí, entre bagualas y versos punzantes, venció al poeta en duelo de coplas. Castilla, herido en su orgullo pero inspirado, fue al día siguiente al rancho de los Tapia en busca de revancha, solo para ser derrotado una vez más. Y así, resignado, escribió.
El resultado fue La Pomeña, una zamba que revaloriza lo anónimo, que rescata del silencio a los personajes de los pueblos más recónditos. La canción no solo lleva el nombre de su tierra, sino también el alma de su gente. Y en su centro, está ella:
"Eulogia Tapia en La Poma, al aire da su ternura..."
Años después, Eulogia supo de su inesperada fama por su madre, quien la llamó a los gritos: - "¡Eulogia, Eulogia! ¡Acaba de salir por la radio una zamba que te nombra!"
Desde entonces, su historia circula de boca en boca y su figura es celebrada por generaciones. Pero Eulogia, ahora de avanzada edad, nunca dejó de ser la mujer sencilla que ordeña sus cabras cada mañana, que corta el trigo de su pan y que conversa con su marido, don Choque, mientras matean bajo el alero de su casa de adobe.
Lejos de los escenarios y ajena a las luces del reconocimiento, sigue su vida entre los cerros, con botas de goma, la caja siempre cerca y una bolsita verde de hojas de coca en el bolsillo. Para ella, el sauce de su casa lloraba no por pena, sino por la picardía de algún carnavalero que, mientras todos estaban de fiesta, se llevó "bastantitas cabras" del corral.
Nacida un 13 de septiembre de 1945, Eulogia Tapia es hoy parte viva del paisaje cultural del norte argentino. Su historia, tejida entre coplas y silencios, sigue siendo contada a través de la voz de tantos intérpretes que, generación tras generación, cantan La Pomeña sin saber que esa mujer de ojos negros que miran flores de alfalfa todavía camina los caminos polvorientos de La Poma.