Historias

Flor de Ceibo: la leyenda sobre la flor nacional argentina

La historia del milagro de la indígena Anahí es un símbolo de valentía y fortaleza ante el sufrimiento, asociado a esta planta nacional de Argentina que florece en octubre

La flor del ceibo es la flor nacional de Argentina y fue designada como tal un 22 de noviembre de 1943 mediante el decreto 138974 del poder ejecutivo nacional.

Las plantas florecen de octubre hasta abril. El cáliz es gamosépalo, como un pequeño dedal de color rojo.

Forma con la corola un perianto donde sépalos y pétalos son de color semejante, pero de forma distinta. Su borde se caracteriza por el color marrón que le da aspecto de marchito.

La corola, semejante a la de Phaseolus vulgaris, es amariposada, pero se diferencia de ésta en que el estandarte, que es el pétalo más grande, se dispone en la parte inferior.

Los pétalos llamados alas, son muy pequeños y están prácticamente escondidos dentro del cáliz. Los otros dos pétalos se sueldan a veces parcialmente y forman la quilla o carena, sirviendo de protección a los órganos de reproducción.

El milagro de Anahí

En las orillas del Paraná vivía una indígena de rasgos toscos, nada agraciada, llamada Anahí.En las tardes veraniegas deleitaba a toda la gente de su tribu guaraní con sus canciones inspiradas en sus dioses y el amor a la tierra de la que eran dueños... Pero llegaron los conquistadores europeos de piel blanca, que arrasaron las tribus y les arrebataron las tierras, los ídolos, y su libertad. Anahí fue llevada cautiva junto con otros indígenas. Pasó muchos días llorando y muchas noches en vigilia, hasta que un día en que el sueño venció a su centinela, logró escapar, pero al hacerlo, el centinela despertó, y ella, para lograr su objetivo, hundió un puñal en el pecho de su guardián, y huyó a la selva.

El grito del moribundo carcelero, despertó a los otros españoles, que persiguieron a Anahí como si de una cacería se tratara. Consiguieron atraparla y, en venganza por matar al guardián, le impusieron como castigo la muerte en la hoguera. La ataron a un árbol y prendieron el fuego. Y cuando las llamas comenzaron a subir, Anahí se fue convirtiendo en árbol.

Al siguiente amanecer, los soldados se encontraron ante el espectáculo de un hermoso árbol de verdes hojas relucientes y flores rojas aterciopeladas, que se mostraba en todo su esplendor, como el símbolo de valentía y fortaleza ante el sufrimiento.

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