Día de San Jerónimo: por qué se celebra cada 30 de septiembre
San Jerónimo nace en el año 347. Hacia el 360, comenzó sus estudios de gramática y retórica en Roma, donde adquirió los conocimientos de literatura y lengua latina.
San Jerónimo murió el 30 de septiembre del 420 en Belén. Y en su memoria es que celebramos el mes de la Biblia en este mes. En este breve artículo nos referimos a un hombre que conoció y amó la Sagrada Escritura como pocos. Y en Ella, encontró la clave de su propia felicidad. ¿Por qué? Porque descubrió el amor. Veamos algo de su vida.
Jerónimo nació en Estridón, hoy Yugoslavia, en torno al 345 en una familia cristiana. Fue enviado a estudiar en Roma y es alumno del famoso latinista Elio Donato. Luego comenzó el estudio del hebreo bajo la guía de un judío convertido. Trabó amistad con el teólogo Evagrio del Ponto (374) y también con Gregorio Nacianceno, obispo y escritor.
Su fama está ligada a la famosa "Vulgata", que es la versión latina de la Biblia. Un trabajo paciente que le llevó años de tarea: traducción del hebreo y del griego al latín, lengua popular en el imperio romano. La obra fue por el encargo del papa Dámaso. Además escribió numerosos comentarios a los distintos libros que conforman la Escritura. Dicha labor la realizó desde el 391 hasta el 406.
Vivió en Roma, ciudad en la cual algunas familias pudientes le ayudaban en la tarea de traducción de la Biblia. Después pasó 34 años en la ciudad de Belén y fue un periodo de intensa actividad literaria. En Belén no todo era tranquilidad: fue invadida por los Hunos (402) y piratas sarracenos (410).
Jerónimo y la Escritura
Para Jerónimo la Biblia era un verdadero tesoro. A él se le atribuye la célebre expresión: la ignorancia de las Escrituras, es ignorancia de Cristo. Y qué mejor que conocer el amor que Dios nos tiene en Cristo, Hijo del Padre. La Biblia es un tesoro infinito de sabiduría y vida, un atlas iconográfico del amor, un servicio de luz para la vida. Juan Pablo II solía repetir: "La Biblia es el libro de Dios y sobre Dios; pero también el libro del hombre y para el hombre". Ciertamente, allí están las victorias y derrotas de lo humano, las experiencias de un Pueblo que camina, el tejido que Dios trabaja para mezclarse con nuestro barro.
San Jerónimo es un ícono del amor a la Biblia, el libro que no envejece, porque contiene verdades y experiencias que no mueren. Su traducción al latín significó años de vida, si bien no se puede atribuir la totalidad de los textos, pues algunos libros eran revisión de versiones latinas ya en uso. Es el caso de los mismos Evangelios, que ya estaban traducidos al latín que se usaba, pero por insistencia del papa Dámaso y algunos biblistas, Jerónimo revisa atentamente los textos escritos.
Septiembre es declarado por la Iglesia, mes de la Biblia, en atención a san Jerónimo. Como los santos y sabios, supo poblar de fecundidad el mundo. Estamos invitados a leer asiduamente la Escritura porque en el fondo, es una Carta de amor que Dios nos manda a los cristianos. La Biblia no puede estar cerrada o guardada en un armario de casa. Todo lo contrario, ha de ser "familiar" en la yema de nuestros dedos. Es Luz de vida porque es proviene del Corazón del Padre.
Por Pbro. Dr. José Juan García