Se lleva todos los aplausos / Iván es sordo y la rompe bailando en los corsos de Orán

Es oriundo de Yrigoyen, es sordo total de nacimiento, pero nadie lo diría viéndolo moverse al ritmo de la música en el corsódromo de Orán.

Es oriundo de Yrigoyen, es sordo total de nacimiento, pero nadie lo diría viéndolo moverse al ritmo de la música en el corsódromo de Orán.


Iván Tejerina, oriundo de Hipólito Yrigoyen, es sordo total de nacimiento, pero nadie lo diría viéndolo moverse al ritmo de la música en el corsódromo, unas de las actividades con las que, a los 21 años, ha saciado su amor por el baile, le ha dado una herramienta de integración y lo convirtió en un ejemplo de superación.


El joven es el segundo de tres hermanos, cuenta que desde pequeño se sentía “un poco inseguro”, terminó la escuela secundaria y se prepara para ingresar el instituto terciario Alfredo Loutaif, en la carrera Administración de gestión.


“Para una persona con discapacidad auditiva ya es un logro que termine la escuela”, remarcó su intérprete local, Maira López.


Iván enseña lengua de señas en la Casa de la Cultura y baila en los corsos tanto de su localidad, Hipólito Yrigoyen, como en Orán, en dos agrupaciones distintas.


Todo empezó en 2014, cuando apenas tenía 16 años y veía entrenar todas las noches al grupo Patota Tropical, en el complejo de la localidad de Yrigoyen.


“Sentía esa música vibrar en mi corazón, en mi cuerpo y pensé: yo puedo hacerlo”, dijo.


Así fue que se unió a este grupo tropical y durante tres años fue un integrante más. Con un sentido de la vista y una memoria privilegiada, aprendió la coreograf a que seguía con la vibración de la música en todo su cuerpo.


Ahora retomó su pasión por el baile y fue invitado a bailar en los Corsos Color de Orán en el grupo Enjoy, donde su cacique, Criiz Vique, “sin dudarlo me dio la oportunidad y me abrió las puertas, no solo del conjunto sino a un grupo de compañeros que me incluyeron y se animaron a enseñarme sabiendo que no iba a ser fácil”, remarcó el joven sordo.


En el corsódromo mientras baila se lo nota feliz, se pone la máscara de profesional y baila por las calles rodeado de un público que lo alienta, con gesto concentrado, buen ritmo y coordinación envidiables de cabeza, tronco, brazos, cadera y piernas.


“Cuando bailo siento que estoy disfrutando, me libero y me gusta. Llevo pocos meses con mi nueva pareja de baile y el truco para hacerlo bien es estar compenetrados”, explicó.


El joven sabe que es ejemplo para otros jóvenes con alguna discapacidad: “Aunque lleve esfuerzo y dificultad, quiero decirles que pueden hacer lo que se propongan”.


“Yo soy sordo, me gusta bailar y lo hago, y quiero dar esa lección a otros niños que sean sordos o tengan otra discapacidad para que cumplan sus sueños”, concluyó.


Corsos de Inclusión


El cacique Criiz Vique, de Enjoy, hace nueve años participa en los corsos, pero es el primer dueño de una agrupación.


“Le pusimos Enjoy porque significa disfrutar y creo que logramos que tantos los participantes como el público se diviertan con lo que hacemos”.


Y contó que para él fue todo un desafío incorporar a Iván sabiendo de su discapacidad auditiva, “pero no tuve miedo al reto, porque creo que todos de alguna manera buscamos sentirnos incluidos”.


Fuente: El Tribuno Salta


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