San Carlos: el pueblo salteño que no tiene agua potable
6 años tiene el reclamo formal de los vecinos de San Carlos, para que les reconozcan el acceso al agua potable.
6 años tiene el reclamo formal de los vecinos de San Carlos, para que les reconozcan el acceso al agua potable.
El Papa Francisco escribió, hace seis años, que «el agua es un bien imprescindible para el equilibrio de los ecosistemas y la supervivencia humana». Casualmente, seis años tiene el reclamo formal de los vecinos de San Carlos, para que les reconozcan el acceso al agua potable como derecho humano.
El portal web de noticias, Bien Vallisto, publicó que un grupo de vecinos comenzó un plan de lucha para visibilizar el reclamo por agua potable para la comunidad.
El derecho al agua debe ser respetado porque está en juego la vida de los sancarleños y su misma dignidad. Y, como es una injusticia que necesita ser sanada, el reclamo vecinal es esencial para erradicar el mal que flagela a los vallistos.
Los vecinos de San Carlos se reúnen todos los fines de semana, para reclamar a la empresa prestadora de servicios la refuncionalización de un acueducto (desconectado en la década del ´90) cuya fuente de agua es potable y segura.
Según esos vecinos, la parcela por donde pasa la fuente de agua potable y segura, fue vendida a un privado para la explotación de un desarrollo vitivinícola y desde entonces ese recurso sería utilizado únicamente para el riego de cultivos.
«El agua de San Carlos no puede ser una mera mercancía»
Para los sancarleños, acceder al agua potable implica esperar a un camión cisterna que los aprovisiona tres veces por semana o gastar 4800 pesos mensuales en bidones por un aproximado a 240 litros.
La calidad del agua de red disponible actualmente, provoca enfermedades crónicas que podrían estar relacionadas con una inadecuada prestación del servicio, porque el suministro proviene de pozos que sirven para abastecer la pileta de un camping.
Esos pozos fueron utilizados ante un contexto de emergencia y el agua que sirven no puede ni debe ser utilizada, para beber o cocinar, porque es tóxica para la salud de los animales y las personas.
La privación del derecho humano al agua potable, ocasionado por la desinversión de quienes deben suministrar ese recurso, perjudica a toda la comunidad de la localidad de San Carlos.
En pocas palabras, es como recuerda el Papa Francisco, «todos somos artífices del futuro» y debemos «superar la visión de convertir el agua en una mera mercancía, exclusivamente regulada por las leyes del mercado».