Pese a la pandemia, el agua potable llegó a la comunidad wichi de Salta

La Cruz Roja Argentina instaló en el paraje “Misión Grande , a 15 km de Santa Victoria Este, el primer campamento humanitario de su historia tras la muerte de ocho chicos por desnutrición.

La Cruz Roja Argentina instaló en el paraje “Misión Grande , a 15 km de Santa Victoria Este, el primer campamento humanitario de su historia tras la muerte de ocho chicos por desnutrición.


Justo antes de la pandemia, la Argentina abría los ojos frente a un gran drama local: la muerte de chicos de la comunidad wichi por desnutrición en Salta. Una situación que el representante de la ONU en el país comparó con la crisis humanitaria en Sudán del Sur y que llevó a múltiples organismos internacionales a unirse para colaborar.


La Cruz Roja Argentina se puso al frente de la ejecución de un plan para llevar agua a las poblaciones que habitan los departamentos de Rivadavia, San Martín y Orán.


En esas zonas, el gobierno de Salta había declarado la emergencia sociosanitaria el 29 de enero, tras la muerte de ocho niños y la hospitalización de más de 30 con diagnóstico de desnutrición.


Un estudio de campo realizado por el Observatorio Humanitario del organismo mostró que el 90 por ciento de las personas relevadas se encuentra en una situación nutricional por debajo de lo normal. El 45 por ciento, en una situación de «muy bajo peso».


La principal razón que provoca los cuadros es la falta de acceso a agua potable que afecta a unas 9600 personas. Las poblaciones también padecen la carencia de alimentos, servicios de salud y medios de vida. Exclusión, la discriminación, pérdida de tierras y contaminación ambiental son otras problemáticas estructurales que los atraviesan…


Representantes de Naciones Unidas (incluyendo a UNICEF, OPS/OMS y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos), la Unión Europea en Argentina, la Federación Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja y Cruz Roja Argentina, visitaron la provincia en febrero y sentaron las bases de una respuesta que debía ser urgente y a largo plazo para abordar los problemas estructurales que enfrentan los wichis, tobas y chorotes.


Pero el COVID-19 cayó con todo su peso sobre la Argentina en marzo. Y la situación se volvió aún más compleja. De por sí, el acceso a las poblaciones es difícil y se complicó por rutas y caminos cerradas, la disminución del tránsito y el personal municipal comenzó a trabajar de manera reducida para evitar la propagación del virus.


El cierre de fronteras provocó retrasos en el ingreso de los productos de asistencia humanitaria desde París y la suspensión de actividades comunitarias dificultó el acercamiento a los destinatarios del plan.


El recambio de voluntarios de la Cruz Roja, que habitualmente se realizaba por avión y ómnibus, tuvo que rediseñarse para hacerse a través de vehículos institucionales, lo que incrementó los tiempos logísticos propios de la operación y el aumento de recursos utilizados.


El presupuesto inicial de 850.000 dólares no contemplaba los gastos extra por la pandemia pero la acción no se detuvo: entre el 29 de febrero y el 9 de marzo del 2020, personal técnico y voluntariado montaron el primer campamento humanitario en la historia de Cruz Roja Argentina, ubicado en el paraje “Misión Grande , a 15 km de Santa Victoria Este (a 540 km de la ciudad de Salta), desde el cual se brinda respuesta a más de 38 comunidades.


Logró instalarse en tiempo récord la planta potabilizadora que llegó a la Argentina cuando ya había sido declarado el Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio (ASPO), lo que resultó un desafío logístico y técnico. La planta permite producir hasta más de 60 mil litros de agua por día.


Los voluntarios entregaron filtros familiares y comunitarios, bidones (Jerrycans), ambos para el almacenamiento y purificado de agua segura. Además, se capacitó a las comunidades para su uso y mantenimiento, con el objetivo de dejar la capacidad instalada de la producción de agua segura.


También se instaló un sistema de distribución de agua a través de tanques de almacenamiento y se realizan repartos de agua en las comunidades en donde no se encuentra una fuente de agua o donde el ejército no llega.


«En suma, la distribución domiciliaria de agua genera un monitoreo de los elementos de almacenamiento que tienen (tanques, bidones, etc). Hoy en día estamos distribuyendo más de 10.000 litros por día, esperando duplicar esa capacidad cuando un remolque cisterna llegue», indicaron desde la Cruz Roja.


Por último, se habilitó un puesto de Primeros Auxilios que asiste las 24 hs desde el cual se realizan atenciones básicas y apoyo psicosocial; el 100% de los casos se incluyen verificaciones y mediciones de talla y peso, así como controles nutricionales básicos.


La acción estuvo atravesada por las medidas de cuidado ante el COVID-19 para los voluntarios -entre 15 y 20 que rotan cada 14 días- como para los habitantes de las comunidades. Además, se realizaron charlas de prevención.


El organismo humanitario prevé que en agosto comience la segunda etapa del plan, con el eje en la distribución y tratamiento domiciliario del agua.


Para colaborar: www.cruzroja.org.ar/dona.


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