Maxi Sánchez: ?Mi abuela sufrió demasiado para mandarme a la escuela y darme de comer?

Es autodidacta, muy agradecido, humilde, inmensamente solidario, apuesta a la educación como nadie y valora lo que tiene.

Es autodidacta, muy agradecido, humilde, inmensamente solidario, apuesta a la educación como nadie y valora lo que tiene.


Es autodidacta, muy agradecido, humilde, inmensamente solidario, apuesta a la educación como nadie y valora lo que tiene. Todo eso y más es Mario Maximiliano Sánchez, el adolescente de 17 años de una misión wichi nominado a mejor estudiante del mundo (premio Global Student Prize) por la Fundación Varkey en colaboración con la Unesco.

?Maxi?, como le dicen en su comunidad y en el pueblo de General Mosconi, en el norte provincial, camina a diario 2 kilómetros para ir a la escuela. Ayer, en el Día del Estudiante, fue agasajado por su ?empuje y esfuerzo? por el Ministerio de Educación de Salta.

Llegó a la ciudad después de varios años. Tiene recuerdos vagos de aquella visita fugaz que hizo cuando era un niño. Luego de una serie de reuniones a las que asistió acompañado por Eva Fernández, su profesora del alma, y Paola Farías, integrante de la entidad que organiza el premio, conversó nuevamente con El Tribuno sobre el momento de felicidad que vive y dejó un mensaje a los estudiantes en su día.

?Los que tienen las herramientas necesarias como wifi, internet y una casa cómoda, que lo aprovechen al máximo para seguir estudiando porque hay personas que quieren estudiar pero no tienen las herramientas necesarias. También los que no tienen, igual que yo, que sigan intentando, que no se rindan?, expresó el joven wichi.


¿Qué significa para vos estar nominado a mejor estudiante del mundo?

Agradezco a la fundación Varkey, no me lo esperaba, el día que me avisaron que estaba en el top 50 de los mejores alumnos del mundo me puse muy contento, no sabía que significaba pero sentí muchísima felicidad cuando vi el correo electrónico.


Tuviste la posibilidad de conocer al ministro de Educación, ¿qué proyectos le planteaste?

Le plantee la posibilidad de que más niños vayan a la escuela de la comunidad wichi, niños que abandonaron, que no quisieron seguir. La posibilidad de que se abriera una escuela secundaria, o un anexo, y me dio un poco de esperanza. Así que llevaré un poco de esperanza a los que me preguntaron. Muchos chicos vinieron a mi casa, chicos que dejaron la escuela secundaria.


¿Qué distancia recorrés para llegar hasta tu escuela?

Estudio en la escuela Juan XXIII en General Enrique Mosconi, voy a cuarto segunda. Mi misión queda muy lejos de la escuela, casi 2 kilómetros tengo que caminar, pero llego con seguridad. Pero hay otras misiones que quedan más lejos, hay chicos que tienen que caminar más que yo y por culpa de eso dejan.

Yo sigo estudiando por muchos motivos, sigo adelante gracias a mi profesora Eva Fernández, que tiene mucho que ver en todo mi ciclo lectivo, ya se jubiló pero igual sigue, a mi familia, a mi abuela que luchó muchísimo y está muy orgullosa de mí.


¿Con quién vivís?, ¿cómo está conformada tu familia?

Vivo con mi abuela, desde los 4 hasta los 17 años, ahora vive mi hermana, yo decidí hacerme una piecita y vivir aparte, es una piecita de carpa.

Sigo adelante, valoro lo que tengo, a mi abuela también la valoro porque sufrió demasiado, para mandarme a la escuela, conseguir para darme de comer cada día. Ella me mantiene en pie, también las personas que me ayudaron como la profesora Eva.


Estás desarrollando una aplicación que traduce del español al wichi y viceversa, ¿cómo marcha el proyecto?

El avance va un poco lento por motivos de herramientas, de conectividad, lo que me hace falta es el wifi, intento ir caminando hasta la casa de mi profesora para tener wifi y terminar lo que pueda.

Esta aplicación quiero hacerla fácil para que nadie se complique. Quiero que no tenga ningún error, yo sé que habrá errores, pero se solucionarán con el proceso y desarrollo.

Vengo trabajando desde 2020, pero como no tenía celular, eso me complicaba continuar. Este año me inspiré más, la estoy desarrollando, la interfaz ya está, pero falta algo que todavía debo implementar.

El motivo de la app es porque vi en mi comunidad, en mis hermanos aborígenes, que muchos no entienden, por ejemplo los ancianos, que no tienen la capacidad de cambiar su lengua materna y eso me duele. También porque en algunas sucursales como Anses, bancos, no los entienden. Sé que hay buenas y malas personas, yo vi con mis propios ojos que a veces se aprovechan -del desconocimiento- de las personas de mi comunidad.


¿Cómo fue estudiar en 2020 con la educación virtual?

Me fue muy difícil, en 2020 empezó la pandemia y no tenía celular, no tenía forma de comunicarme con los profesores, hasta que gané el concurso de lengua y poesía, gané primero y segundo lugar, y ahí salió un reportero solidario, se comunicó con alguien y al día siguiente una persona me regaló un celular. Eso me alegró mucho y me ayudó demasiado en mi proceso de estudio.

La mala suerte fue que me entregaron mi celular casi entrando al tercer trimestre, así que rescaté lo que pude, salvo algunas materias.


Después de que se conoció tu nominación mundial, ¿cómo  te recibieron en tu comunidad?

El día que se publicó me impresionó la cantidad de personas que salieron de su casa, agradezco a mi pueblo de Mosconi que salió a recibirme con aplausos, a mi escuela. Muchísimas gracias a todos, me llenó, una felicidad tremenda, hasta quise llorar de la felicidad en ese momento.


¿Cuáles son las necesidades de tu comunidad?

(Suspiro profundo) No las puedo decir todas, pero necesitamos muchas cosas. Lo que yo personalmente veo es que falta un anexo, una escuela, para que los chicos que quieren progresar puedan terminar la secundaria.


¿Cuál es tu sueño?

Uno de mis sueños es conocer al presidente (se ríe). Otro es terminar la aplicación, seguir estudiando, terminar la secundaria y seguir adelante.


¿Qué carrera te gustaría estudiar?

Todavía no lo pienso, me han propuesto muchísimas opciones, entendí que necesito tiempo para elegir. Me gusta la tecnología, muchísimo, y también abogacía. La Universidad Católica de Salta me ofreció una beca que agradezco mucho.


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