La flor que tiene el mismo color que el de la bandera argentina

Científicos del Conicet utilizaron el estandarte que conserva la Iglesia de San Francisco.

Científicos del Conicet utilizaron el estandarte que conserva la Iglesia de San Francisco.


En 2017 se dio a conocer la investigación de científicos del Conicet que utilizaron una muestra obtenida de la bandera que se preserva en la iglesia San Francisco y que, según creen los especialistas, es la más antigua del país.  El investigador del Conicet, Carlos Della Védova señaló luego de que se publicara la investigación: “El trabajo resume que el color de la bandera argentina es el mismo color que nuestra flor ‘no me olvides'”.

La confección de la bandera en cuestión fue ordenada por Bernabé Aráoz, primer gobernador de Tucumán. “Si bien esta no es la bandera que se izó en febrero de 1812 a orillas del Paraná, hay motivos para creer que Aráoz debe haber tomado el modelo de su creador, a quien era cercano. Fue el tucumano quien tras el Éxodo Jujeño lo habría convencido en el paraje de La Encrucijada para enfrentar las tropas realistas en su provincia y no en Córdoba, como había ordenado el Primer Triunvirato. Además, Aráoz recibió comentarios laudatorios por parte del jefe del Ejército del Norte tras la Batalla de Salta en febrero de 1813 , señaló Della Védova en una entrevista con el Conicet.

“Lo que hicimos fue analíticamente exponer a una hebra de la bandera al ataque de ácido clorhídrico relativamente concentrado y vimos cómo disminuían en conjunto todos los componentes del lapislázuli, o azul de ultramar”, agregó sobre la investigación que determinó que, en un principio, la enseña patria era de ese color y no celeste.

El especialista recordó en aquella ocasión que “en conocimiento de la existencia de la bandera en la Iglesia de San Francisco en Tucumán, el día 22 de noviembre de 2013 me animé a intentar conversar con fray Marcos Porta Aguilar, guardián franciscano de la Basílica, dado que ese día la noticia sobre mi designación como Profesor Extraordinario de la Universidad Nacional de Tucumán estaba publicada en los diarios y mi visita inesperada y propuesta inusitada, la de acceder a una reliquia histórica, tendrían algún tipo de sostén. Luego, con la inestimable colaboración del padre Marcos y de la licenciada Cecilia Barrionuevo, se comenzó a transitar esta historia”.
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